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¿PORQUE MUERDEN LOS NIÑOS 
PEQUEÑOS?
La fase de morder puede ser una del desarrollo normal para 
bebés y niños de hasta dos años de edad, sin casi ninguna 
importancia duradera en el desarrollo. Una vez que cumple 
un niño los 3 años, sin embargo, el morder podría indicar 
otros problemas de comportamiento, especialmente si son 
frecuentes los incidentes de morder. Ya que la mayoría de incidentes de morder se debe a la etapa del desarrollo del niño, los peritos recalcan que el morder no es motivo de echarle la culpa al niño, a los padres o a los maestros.
Los Bebés
Para los bebés, los teóricos del desarrollo sugieren que el morder 
probablemente constituye una forma de exploració los bebés usan la boca para explorar porque es una de las partes más desarrolladas de su cuerpo. Cuando los bebés muerden, también podría ser una forma primitiva de comunicarse; probablemente el bebé no se da cuenta del lazo entre el morder y el dolor ajeno. Los bebés también actúan por impulso y carecen de autodominio; algunos bebés tal vez muerdan simplemente porque hay algo allí que pueden morder; otros muerden cuanto están emocionados o reciben demasiado estímulo (por ej., la música estimula al bebé, quien entonces, muerde a alguien porque está tan alegre y emocionado). De ahí que la literatura concluya que los bebés muerden porque quieren oler y tocar objetos, experimentar con la causa y el efecto, o aliviarse 
el dolor de dentición. Se sugiere ofrecer a los bebés que pasan por la dentición los juguetes de masticar, roscas de pan congeladas y otros objetos seguros.
Los niños de uno a tres años de edad
Como en el caso de los bebés, el morder en los niños entre los 12 y 
los 36 meses de edad representa una forma de comunicación (por ej., para comunicar la frustración mientras aprenden habilidades sociales, lingüísticas y de autodominio). Los niños de esta edad raramente hacen planes de antemano, sino que más bien perciben y actúan basado en lo que experimentan al momento. Los niños de hasta tres años de edad, no disponen del lenguaje necesario para controlar una situación, o sus intentos de comunicarse no se entienden o no se respetan. El morder llega a ser un modo poderoso de comunicarse con y controlar a otros y el ambiente. El morder demuestra la autonomía y es una manera rápida de obtener un juguete o llamar la atención. Muchos niños de esta edad demuestran gamas extremas de emociones, tanto alegres como tristes, y les hacen falta las maneras de clasificar y comunicar estas emociones. Demasiados desafíos (de actividades demasiado difíciles), exigencias, deseos y obstáculos pueden enojar y frustrar a estos niños y tal vez resulten en que muerden. Muchos niños de esta edad todavía no entienden cómo compartir las cosas o que el contacto físico puede causar dolor, y necesitan aprender otras maneras de comunicarse aparte de morder.
Los cuidadores de niños han señalado que los niños de hasta tres años de edad quizás muerden también cuando experimentan un evento que les causa estrés, una falta de rutina que les agita 
particularmente, o interacción inadecuada con adultos. los niños de esta edad tal vez son más 
propensos a morder si hace más de 5 minutos que no interactúan con adultos. Otros niños tal vez 
muerden como estrategia de auto-defensa, o tal vez simplemente imitan a otros niños que muerden.
Qué hacer cuando muerden
Responda inmediatamente
Los bebés tal vez todavía no entiendan la diferencia entre morder 
un juguete y morder a una persona, de modo que un mensaje 
repetido en un tono sincero que comunica el dolor (decirle "¡Huy! 
Pepe, ¡eso me duele!") puede ayudar a enseñarles a los bebés a la 
edad de 4 meses y más a no morder a otros.
Como algo estricto se recomienda que los cuidadores y padres no 
muerdan al niño que muerde como castigo o para mostrarle cómo 
se siente uno cuando se le muerde. El morder como castigo le 
comunica al niño que la violencia es aceptable. Ya que los teóricos 
creen que el morder tal vez tenga relación con la etapa del 
desarrollo del niño, no se avisa el castigo en general ni en casa ni 
en un centro de cuidado infantil. Más bien, los peritos recomiendan 
que se enfoque la atención en la víctima, escudándola del niño que 
le mordió, iniciando primeros auxilios como sean necesarios, y 
consolando a la víctima.
Se sugiere que los niños de 2 años de edad o más que muerden 
podrían sacar provecho de ayudar en el proceso de primeros 
auxilios. El niño que mordió puede ayudar a la víctima demostrando el "toque suave," hacer que el niño que mordió le frote el brazo a la víctima y ayuda con el cuidado a la víctima en general para 
enseñar el comportamiento de cuidar (sin dejar que estas actividades se hagan un juego). Otras fuentes de información recomiendan que se aparten a los niños que muerden de la situación sin movimientos dramáticos, atención ni una respuesta emotiva que podría darles reforzamiento negativo. Los padres y cuidadores podrían decirle al niño que muerde que "no está bien morder," "No 
puedo dejar que lastimes a tus amigos," etc. Los niños de hasta tres años de edad en particular tal vez no entiendan un tiempo de "descanso" (time-out) como castigo, pero los cuidadores tienen que 
asegurar que el que mordió no esté cerca de otros niños hasta que él o ella se haya calmado y pueda dirigírsele a otro juego.
Habilidades de la comunicación de estrés
Se sugiere que se puede enfatizar el enseñar a los niños que muerden a desarrollar y utilizar sus habilidades de comunicación expresiva en vez de morder, para que puedan aprender a "usar 
palabras" para comunicar sus sentimientos. Los cuidadores hábiles fomentan constantemente el uso del lenguaje por el niño para mejorar el desarrollo cognitivo, y algunos expertos creen que fomentar el desarrollo lingüístico de los niños también ayuda a reducir los comportamientos de morder. Por ejemplo, si otro niño le está quitando un juguete a un niño que tiene antecedentes de morder, los cuidadores pueden enseñar al que posiblemente muerda a decir "alto," "mío," etc., y decirle al niño "No mordemos a la gente, mordemos la comida" o "Le duele al que muerdes" .
Tambien sugieren que puede ser una ayuda el uso de lenguaje positivo al decirle al niño que "toque suavemente" en vez de "no pegues" o "no muerdas." También sugieren que los cuidadores podrían ayudar a los niños a poner los sentimientos en palabras al decir "Pedro, me parece que estás enfadado. Dile a Amelia que deje de arrastrarte, que no te gusta." Los cuidadores y padres deberían 
intentar usar el lenguaje específico. En vez de decir "Deja de tratarle mal a Pedro," por ejemplo, podrían decir "Pedro está enfadado porque le estás quitando su camión." Los peritos también 
recomiendan enseñarle constantemente al niño a decirles "no" a otros niños en vez de morderlos.
Examine el contexto
Es muy recomendable que se hagan esfuerzos por examinar el patrón de incidentes de morder para cerciorar si tales factores como demasiados niños dentro de un espacio, un exceso de estímulos, una falta de juguetes, de atención o de supervisión u otros factores parecen anteceder los episodios de morder. Se sugiere que los cuidadores se hagan adeptos de observar el estado físico del niño y de notarse de si otros factores como dientes nuevos u otros tipos de dolor en cierto día parecen tener una asociación con aumentos de episodios de morder. Los cuidadores podrían considerar si los niños 
muerden cuando tienen hambre o sueño, o alguna irregularidad de los intestinos. Las emociones y factores que llevan al estrés, como un bebé nuevo en casa, podrían tener una asociación con un 
aumento de episodios de morder para ciertos niños.
Cree ambientes físicos y de aprendizaje positivos
Si los cuidadores determinan que un niño muerde más de una vez al día por más de una semana, se sugiere que probablemente es hora de desarrollar un plan para disminuir las mordidas. Recomiendan 
intentar romper el ciclo con una variación de las actividades y el horario del niño, podría ser útil bajar el número de niños de hasta tres años de edad en un salón para mejorar la calidad del programa (un grupo sale afuera, otro queda en el salón, etc.). 
Se sugiere también el intento de mantener una rutina constante, desarrollar y mantener rituales, y hallar maneras eficaces de tranquilizar a los niños después de la actividad enérgica o durante 
momentos de transición (utilizando música tranquilizadora, contacto físico relajado/ tranquilizador, etc.) podría aliviar las condiciones que conducen a episodios de morder. Estos peritos también recomiendan que se evite poner en el mismo grupo a niños que han mordido y víctimas anteriores al grado que sea posible.
Los cuidadores deben examinar el ambiente del centro e intentar minimizar la densidad de personas, la confusión, la competición por juguetes y la atención de adultos, la frustración y el aburrimiento. Los niños pequeños lo pasan mejor en grupos pequeños, de modo que esparcir las actividades y el personal podría ayudar a reducir los comportamientos no deseados. Se sugieren las siguientes 
estrategias para cuidadores:
• Sepa cuáles juguetes y materiales educativos son los preferidos de los niños y provea más de una copia (¡ya que el compartir las cosas no siempre es parte del comportamiento de los niños 
de esta edad!). 
• Provea una variedad de opciones y decisiones motrices y sensorias (por ej., hacer que los juguetes y estructuras para trepar sean desafiadores pero no tan frustrantes que los niños se enojen o se aburran). Ajuste el horario para que los niños coman y tomen la siesta cuando están empezando a tener hambre y sueño en vez de cuando estas condiciones lleguen a estar extremas. 
• Encuentre maneras de fortalecer el sentido de seguridad y estabilidad en el ambiente. 
• Mantenga una rutina constante que minimice las sorpresas para los niños. 
• Asegure que el niño tenga tiempo de calidad con su cuidador principal preferido. 
• Crea lugares cómodos y acogedores para pasar un rato. 
• Evite cambios innecesarios en el personal. 
• Desarrolle y mantenga rituales del grupo. 
*Puede encontrar este y otros textos de ayuda en: 
http://www.guarderiachiquitines.com/zona_padres.html

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¿PORQUE JALAN DEL CABELLO LOS NIÑOS?

La agresividad en los niños de 1 y 3 años


En algunas ocasiones, los niños entre 1 a 3 años suelen mostrar una conducta "agresiva", entendiéndose agresividad como una acción que produce un daño físico o psíquico a alguien. En esta etapa se puede observar que algunos niños de 1 año lanzan bofetadas, jalan el cabello, muerden y lloran, mientras que los niños que oscilan entre los 2 y 3 años no sólo hacen eso sino que también arañan, patean, empujan, gritan, dicen que no los quiere y hasta insultan gracias a que tienen un mejor uso del lenguaje.
Esto ocurre porque en esta etapa el niño pasa por un periodo de autoafirmación.  Es común observar que dice ¡NO! para todo, que se muestra desafiante y que actúe impulsivamente agrediendo a otros o auto agrediéndose.
En ambos casos se debe de intervenir inmediatamente, recordando que ellos aprenden o nutren su conducta de acuerdo a nuestras reacciones. Por lo tanto, si equivocadamente  "corregimos" al niño pegándole o gritándole, él pensará que esa es la manera de solucionar las cosas, lo mejor será actuar de la siguiente manera: mostrar al niño una expresión de seriedad o enfado, tomarlo con firmeza (sin ningún tipo de maltrato) y decirle mirándolo a los ojos que lo que hizo estuvo mal.
Luego de este paso recién aplicar el castigo que se ha establecido entre las personas responsables de la crianza del niño y la cual él también es conocedor.Este castigo puede ser quedarse en su habitación o en un espacio aparte por un tiempo breve sin necesidad de darle mayores explicaciones. La actitud serena y firme le transmitirá seguridad y hará que respete las decisiones, es importante evitar desautorizarse entre padres porque de esa manera el niño no sabrá a quién hacer caso, se sentirá confundido.
Al regresar donde se encuentra el niño se debe hacer con un tono reconciliador, es ahí cuando se le explica con calma por qué se le castigó y cómo debe proceder en otra situación similar. Finalizar este momento con una muestra de afecto que represente el pedir perdón. Los padres también deben perdonar al niño y no volver a hablar del tema.
El mismo procedimiento se llevará a cabo si la conducta se repite con otros miembros de la familia o con otros niños. Evitar poner etiquetas como eres un mal niño, eres malo o  malcriado. 


¿Qué más podrías hacer?
  • Intervenir apenas se observe que se pueda producir una conducta agresiva, la cual se puede dar en una situación de frustración o que le cause alteración.
  • Identificar las situaciones que lo hacen actuar agresivamente y supervisarlos cuando estos se produzcan para evitar daños.
  • Si el niño ya se encuentra en una actitud agresiva con otro niño, intervenir inmediatamente, separarlos y atender al niño agredido aunque no sea su hijo(a), luego habrá oportunidad para hablar con él, pero debe ser el mismo día.
  • Si estas conductas se presentan en el niño a temprana edad con los padres (jalan el cabello, dan bofetadas, etc.) detenerlo inmediatamente, ponerle límites y decirle que eso NO se hace porque duele.
  • Enseñar al niño a que comunique cuando alguien lo está molestando para que sea el adulto quien guíe su respuesta, no que solucione el conflicto sino para darle recursos adecuados. Por ejemplo, su alguien le quita algo decirle dile- es mío y el niño deberá repetirlo. Luego podrá intervenir para que le devuelva.
  • Evitar usar actitudes agresivas para corregir este tipo de comportamientos, esto sólo alentará al niño a seguir haciéndolo porque verá que se puede conseguir las cosas con violencia.
  • Si bien es cierto que las peleas entre hermanos son comunes, no deben ignorarse como si se tratase de algo correcto.
  • Si esta actitud persiste y escapa de sus manos, lo mejor será recurrir a un especialista (psicólogo).
TOMADO DE:http://www.cosasdelainfancia.com/biblioteca-compor32.html
 

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